"Creo, y probablemente vosotros también, al menos en principio, que a veces el propósito de la literatura es insultar, ofender, conmocionar, reprender y crear incomodidad en los lectores, y que Randall Jarrell tenía razón cuando decía que necesitamos estar seguros de que lo que escribimos ofende a la gente apropiada. (En su estudio de 1951 de los poemas de Richard Wilbur escribió, más bien en interés propio, que «si tus contemporáneos nunca consideran que te equivocas, la posteridad nunca te dará la razón; hasta cierto punto todo escritor tiene que ser, a veces, una ley para sí mismo».)"
"El arte siempre se desarrolla como un acto de libertad, lo cual no significa que la opresión acabará con él, pero sí que le pondrá obstáculos y que a algunos nos privará de su generosidad y su luz. Sin embargo, conceder libertad a otros no es una virtud tan notable cuando se está de acuerdo con lo que éstos hacen. Sólo es una gran virtud cuando se acuerda permitir lo que a uno no le gusta. Es esa extraña, incómoda y vertiginosa cualidad del arte —que puede sorprendernos y decirnos cosas que no nos gusta saber— lo que lo diferencia de la política. Y es esta cualidad del arte la que hace de él algo tan frágil, precioso y atractivo."
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