miércoles, 31 de enero de 2024

Plutarco (Plut., Luc. 43.3.)

 Gredos 362 - Plutarco - Vidas Paralelas, Tomo V

Estas cosas alejaron aún más a Lúculo de la política. Y cuando Cicerón fue expulsado de la ciudad y Catón fue desterrado a Chipre, se marchó a la par. E incluso antes de su muerte se dice que enfermó su entendimiento y se marchitó poco a poco. Pero Cornelio Nepote 178 dice que no enloqueció Lúculo por la vejez o por una enfermedad, sino a causa de un veneno que uno de sus libertos, Calístenes, le suministró. Pues le dieron drogas para que Calístenes fuera más amado por él, al creer que tenían tal poder, pero le hicieron perder la razón y le eclipsaron el entendimiento, de forma que, estando aún con vida, su hermano se hizo cargo de la administración de sus bienes. Sin embargo, cuando murió 179, como si estuviera en el culmen de su poder militar y político a la hora de su muerte, el pueblo se afligió y acudió en masa. Y el cuerpo fue llevado al foro para obligar a los jóvenes de más alta cuna a enterrarlo en el Campo de Marte, donde Sila había sido sepultado también 180. Pero como nadie hubiera esperado esto, ni fuera sencillo hacer tales preparativos, su hermano, a fuerza de ruegos y plegarias, les persuadió para que permitieran que se le tributaran honores fúnebres en su finca de Túsculo. Pero él mismo no le sobrevivió mucho tiempo, sino que, como en edad y fama lo siguió a poca distancia, en el momento de su muerte también, quedando como un amante hermano 181.

Notas

178 Al parecer, Nepote escribió sobre Lúculo en De uiris illustribus. Han sobrevivido los libros sobre generales extranjeros (como Cimón, cf. supra) junto con biografías como las de Catón el Censor y Atico.

179 Según parece en el invierno del 57-56 a. C., a los 70 años de edad

180 Cf. Plutarco, Sila 38, 6. El sepelio en el Campo de Marte era un honor exclusivo.

181 La relación entre Lúculo y su hermano Marco fue tomada como modelo de amor fraternal en SénecaConsolación a Polibio XV 1 (Cf. Diálogos. Apocolocintosis. Consolaciones a Marcia, a su madre Helvia y a Polibio. Intr., trad, y notas de J. Mariné. Madrid, Gredos, B. C. G. 220, 1996).

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